La palabra Independencia está a la orden del día y en boca de todos. Pero tranquilo, que no te voy a hablar de CATALUÑA. No sé qué es lo que hace falta para solucionar este conflicto, pero el tema de la independencia lo tenemos resuelto en mi dojo desde hace tiempo. Aunque, para dejar claro de qué somos independientes exactamente he decidido establecer una serie de normas por escrito.
Tengo que reconocerlo: en mi dojo… en mi dojo mando yo. Eso no es muy democrático, lo sé, pero funciona. Supongo que va bien porque trato de escuchar a todos y de ayudar siempre en todo lo posible. Aunque las decisiones finales recaen en mí, trato siempre de llegar a un CONSENSO. Y por supuesto los maestros que imparten clases en él tienen absolutamente transferidas todas las funciones mientras enseñan. El dojo es mío, pero la clase es suya. No sé si será más democrático esto o las votaciones. A mí me va bien sin votar.
Artículo Primero
«En mi dojo mando yo, pero trataré de escuchar a todos y ayudarles siempre que sea posible»
Pero ¿qué significa ser independiente en artes marciales? Yo creo que el artista marcial independiente es aquel que tiene un criterio propio, y que lo sigue sin ataduras, sin imposiciones y sin limitaciones de otros. Y hay muchas cuestiones que pueden limitarnos:
Independiente de los cánones

En artes marciales es necesaria la flexibilidad de cuerpo y mente
En mi dojo se practican diferentes artes marciales. Por ejemplo, Karate Shotokan. Hay quienes dirían que no es un Shotokan «puro», porque está salpicado de influencias del Goju Ryu, del Jujutsu y de otros sistemas. «En Shotokan no lo hacemos así, así que tú no eres Shotokan» dirían algunos al vernos practicar. Yo me lo tomo como un cumplido. No me gustan las etiquetas y menos las que buscan excluir a los demás. No creo que mi karate deba encorsetarse dentro de unos cánones rígidos, ni ser.igual que el de los demás. Las diferencias pueden enriquecernos a todos, en vez de separarnos. Y pienso que si hay algo que puedo incorporar y mejora mi práctica ¡debo hacerlo!. Ojo, siempre sobre las bases y los fundamentos adecuados, sin desviarse de la raíz y con sentido común. Si no, nuestra práctica se convertiría en un revoltijo de retales sueltos. Pero también es necesaria cierta FLEXIBILIDAD, no solo del cuerpo, sino también de la mente. Si seguir los cánones de un estilo es una limitación en vez de un trampolín para progresar, es que algo estamos haciendo mal ¿no crees?
Artículo Segundo
«Que los cánones del estilo no limiten el progreso, sino que sean su soporte»
Independiente de los Maestros
Y escribo «Maestros» con mayúscula, porque no hablo solo de maestros que conocemos en cursos o seminarios, sino también de esos con los que practicamos con frecuencia o a diario, de los que nos enseñan tanto del tatami como de la vida. Para mí la lealtad hacia un maestro es como la lealtad hacia un buen amigo, o hacia un padre. Pero siempre llega un momento en que hay que dejar el nido ¿no? Pues en artes marciales ocurre lo mismo. Y no me refiero a dejar de practicar con un maestro, no. Pero sí a salir fuera, a ver otras cosas, a comparar, a discrepar incluso. Tal vez a encontrar otros maestros con los que practicar también a diario ¿por qué no? Yo he tenido la suerte de que los míos me han dado siempre total LIBERTAD. Es más, me han alentado a aprender de todo y de todos, y eso me ha abierto un amplio abanico de posibilidades para desarrollarme como artista marcial. Yo trato de mostrar esta TOLERANCIA con mis alumnos. En un mundo global, en el que tenemos acceso a todo tipo de información, pretender que un alumno esté limitado exclusivamente a las enseñanzas de su maestro es absurdo. Creo que debemos tender a abrirnos al mundo, no a encerrarnos.
Artículo Tercero
«Nuestro maestro o maestros son muy importantes, pero permitirán nuestro aprendizaje a través de otras vías o personas «
Independiente de las organizaciones

Las organizaciones sirven para unir, no para separar
Vale, aquí me has pillado. No somos del todo independientes: creo que nadie lo es. No somos una isla separada del mundo, sino que estamos en relación con los demás. Esto es lo que deben ser las asociaciones y federaciones. Nuestra escuela de karate, por ejemplo, está afiliada a la Federación Andaluza de Karate, y nuestros profesores tienen las titulaciones de enseñanza pertinentes. Nos plegamos a la ley, la cumplimos, pero tratamos de que no nos limite en demasía. Nuestros alumnos tienen la posibilidad de obtener su licencia, pero en eso también somos bastante flexibles. Organizamos nuestros propios eventos: cursos, campeonatos, jornadas de convivencia… y no solo entre nosotros, sino con otras escuelas. Así que a veces es difícil que los alumnos vean las posibles ventajas de afiliarse a la federación y es necesario el DIÁLOGO para hacerles ver la conveniencia de obtener su licencia. Diálogo: bonita palabra ¿verdad? En nuestra República Independiente tratamos de usarla mucho. Y, oye, si alguien considera que no debe tramitar su licencia no pasa nada. Ante todo es fundamental el RESPETO al criterio y las opiniones de los demás.
Pero además… tenemos muchos amigos. Participamos con frecuencia en encuentros, actividades y entrenamientos con compañeros de otros dojo, incluso de otras disciplinas. Y tenemos una relación estupenda, formemos o no parte de la misma asociación. En realidad las asociaciones deberían servir para unir y no para separar. Y para ayudar a sus afiliados, no para servirse de ellos.
Artículo Cuarto
«Las organizaciones son fruto de la unión de practicantes y deben estar al servicio de estos, y no al contrario»
Independiente del dinero

El dinero no debe incluir en la toma de decisiones. Hay cosas más importantes.
¡Tema espinoso éste! En mi escuela cobramos por las clases. Sí, las cosas son así. Y esto puede llevar a pensar que al final las cuotas, el alquiler, la matrícula… afectan al desarrollo de la práctica. Pero hay un hecho diferencial en mi dojo (o espero que no tan diferencial): ni a mí ni al resto de profesores que imparten clases allí nos mueve el dinero. No, no es nuestra motivación. Amamos las artes marciales y practicamos y enseñamos porque nos encanta y porque con el tiempo hemos adquirido un compromiso personal. Hay una cuota porque en la sociedad actual el dinero es necesario, pero estoy seguro de que aunque tuviéramos la vida resuelta (una buena Lotería de Navidad, por ejemplo) seguiríamos enseñando. Y estoy seguro de que muchos de los que estáis leyendo esto sentís lo mismo. Las artes marciales son una vocación, no un negocio. Y esta vocación te hace tomar decisiones independientemente de la cuestión económica en base un CRITERIO : la propia práctica.
Artículo Quinto
«A pesar de que es razonable recibir una retribución por las clases de artes marciales, no será un factor en cuenta a la hora de tomar decisiones, que se fundamentarán en la propia práctica»
No sé si son las reglas más adecuadas, e imagino que cada escuela funcionará a su manera, pero estas son más o menos las «normas» no escritas (hasta ahora) que rigen mi dojo.
Consenso, flexibilidad, libertad, tolerancia, diálogo, criterio, respeto… son valores necesarios siempre que tenemos que tomar decisiones que afectan a otras personas. Y aunque todo se refiere a la independencia de mi dojo, al final va a parecer que estaba hablando de CATALUÑA ¿no?
Juan Antonio García Ruiz