Comienzan las vacaciones. Pero por supuesto no voy a dejar de lado las artes marciales. Más bien al contrario ¡tengo más tiempo para entrenar! Ya lo tengo todo pensado. Por la mañana me levantaré temprano para hacer unos ejercicios energéticos y de meditación. Hay que cargar las pilas para todo el día ¿no? Y después a correr y sudar un poco, así llego a septiembre con una buena base física. Como voy a la costa, podré practicar formas en la playa disfrutando del sonido de las olas de fondo y la brisa marina en el rostro. Y ya me he comprado el libro Budo, de Morihei Ueshiba, que me han dicho que es un clásico. ¡Cómo me lo voy a pasar! Eso sí, hay que cuidar lo que se come, que la alimentación sana es fundamental.
Día 1
7:30 am. Ha sonado el despertador y me he levantado. Mi mujer me ha dicho que estoy tonto, que dónde voy. No comprende la disciplina del artista marcial. Me he puesto mi camiseta de Bruce Lee y he realizado ejercicios respiratorios durante, por lo menos, 5 minutos. Me sentía genial, aunque no he notado fluir la energía, la verdad. Más bien estaba cansado por el madrugón. Tanto que no me sentía con fuerzas para ir a correr. Y encima mi mujer y los niños se han levantado a las 11:30 h. No he puesto la tele por no molestarles, así que me he aburrido como una ostra. Y encima se me ha olvidado lo de la comida sana y me he metido entre pecho y espalda un par de tostadas. Y menos mal que no he visto que había tarta de chocolate de la que hace mi suegra, que está para chuparse los dedos. Mañana sí, mañana desayuno leche y fruta.
A las 12:50 h. hemos ido a la playa y me he puesto a practicar las formas, pero la señora de la sombrilla amarilla que estaba al lado ha empezado a reírse y hacer comentarios y no he podido terminar ni la primera. Después de comer (hoy tocaba «pescaíto» frito, que de sano es regular), me he tumbado a leer el libro del maestro Ueshiba. La verdad es que ha sido muy interesante… la primera página, que es lo que he leído antes de quedarme dormido. Como me he levantado muy temprano, he caído rápido, y me he ldespertado a las 18:45 h. Pero la siesta de 3 horas ha estado muy bien. Ahí sí he notado fluir la energía.
Día 2
8:30 am. Hoy he puesto el despertador más tarde. Ayer me pasé de temprano, no hace falta madrugar tanto. Me he vestido de nuevo con la camiseta de Bruce Lee y he repetido los ejercicios respiratorios.
Me he sentado a meditar, pero no hace más que pasar por delante un niñato con la moto ¿dónde va éste a las ocho de la mañana? En fin, que la meditación no ha salido bien. Y la energía tampoco ha fluido hoy, pero es cuestión de tiempo. Hay que tener paciencia. He ido a correr, pero ya pegaba el Lorenzo. La aplicación del móvil dice que he corrido… ¿3 kilómetros? ¿solo tres? ¡Si se me iba a salir el corazón por la boca! He sudado lo más grande, eso sí. En fin, poco a poco. Mañana flexiones. La manzana del desayuno me ha sabido a poco, sobre todo viendo como el niño se comía un trozo de tarta de chocolate de la que hace mi suegra, que está para chuparse los dedos. Las formas en la playa las he dejado para esta tarde, porque se nos ha plantado al lado con su sombrilla amarilla la señora de ayer. No paraba de mirarme y sonreír. Me parece que se estaba riendo de mí.
De comer, a las 14:35 h., una ensaladita rica. No hay comida más natural… ni más insulsa tampoco. Y después ¡a leer! Hoy sí, hoy he leído mucho más. Vamos, el doble: dos páginas. Leer sobre la armonía con el Universo se ve que me da sueño. Luego he vuelto a la playa. Ya no había casi nadie y he podido practicar las formas sin que me incomoden miradas extrañas. Las he hecho todas. Se me han cargado un poquito las piernas por la arena, pero ha sido estupendo. He disfrutado muchísimo.
Día 3
8:30 am. Ha sonado el despertador. He intentado levantarme… pero no he podido. De correr y entrenar ayer en la arena de la playa tengo agujetas. Agujetas no, ¡agujas de punto! Parece que me ha atropellado un autobús. En fin, no hay dolor. Pero hoy tampoco hay ejercicios energéticos ni meditación ni nada de nada. Encima viene a pasar el día mi cuñado con la familia. Por cierto, la camiseta de Bruce Lee ya empieza a oler.
En la playa, desde las 12:15 h., no he practicado las formas, pero hemos echado un partidillo. He jugado de portero. Bueno, he jugado de estatua, porque no me podía mover. Y como tenemos visita, hemos hecho una barbacoa: filetitos de cerdo, choricitos, pancetita… todo muy sanito. Y, por supuesto, sangría, que mi cuñado le hecha de todo. Claro, cuando he querido ponerme a leer a Ueshiba Sensei me bailaban las letras, y no he podido avanzar en la lectura. De ir a entrenar las formas a la playa ni hablamos. Donde sí hemos ido es a la heladería. Y claro, he tenido que comerme una Copa de Helado con sus tres bolas, su nata, sus almendritas, sus virutitas de chocolate, sus dos siropes y su barquillo de galleta. En fin, mañana será otro día.
Día 4
8:30 am. Voy a cambiar la musiquita de la alarma, que a ésta la le he cogido tirria. La cabeza me va a estallar ¡Vaya resacón! Está claro que no me puedo juntar con mi cuñado. Así y todo, me he levantado a meditar. Lo malo es que el niño se ha levantado también, y me ha interrumpido 50 veces: Papi, ponme los dibujitos; Papi , quiero el desayuno; Papi, quiero jugar contigo; Papi, ¿por qué te palpita esa vena en la frente? Total, que he demostrado que soy un artista marcial con autocontrol y fortaleza mental… y he mandado al niño a hacer puñetas. La energía sigue sin fluir. Se me habrá estropeado la batería o algo.
Luego he empezado con el trabajo físico, y ha ido fenomenal. He hecho 5 series: 20 fondos de brazos, 20 abdominales y 20 sentadillas. Está bien ¿no? Bueno, vale. He hecho la primera serie y he parado, pero es que no quería cebarme por el tema de las agujetas del día anterior. Hay que entrenar con cabeza.
Me he comido la manzana mirando para la pared, para no ver cómo se estaba poniendo el niño con la tarta de chocolate de la que hace mi suegra, que está para chuparse los dedos. Playa y ensaladita para almorzar. Todo bien. Sentía que hoy era el día. A las 20:45 h. he ido a la playa a practicar las formas. No había mucha gente, no pegaba el sol… pero ahora resulta que hay levante, un viento muy fuerte que debe llamarse así porque levanta la arena, se te mete en los ojos, y pican las piernas como si te atacaran hormigas carnívoras. Por la noche en la cama he abierto el libro por la segunda página, he leído «armonía» y ya no recuerdo nada más.
Día 5
Ayer se me olvidó poner el despertador. Me he levantado a las 11:15 h. Creo que el Bruce Lee de la camiseta ha muerto ¡qué peste! Como es tarde he ido directamente a desayunar, con una idea fija en la cabeza: probar la tarta de chocolate de mi suegra, que está para chuparse los dedos. ¡Pues se la han terminado los niños! Allí estaba el plato triste y vacío. Vacío no, que había un par de churretes de chocolate. He pasado las yemas y me he chupado los dedos. Triste ¿verdad? Las cosas no están saliendo como yo esperaba. Entrenar en vacaciones es más duro de lo que pensaba. Pero yo puedo con esto y con más. En la playa otra vez estaba la señora de la sombrilla amarilla, pero me ha dado igual. Los artistas marciales somos unos incomprendidos. He practicado mis formas muy a gusto. Lo malo es que se me olvidó ponerme crema, y he cogido un tono rojo cangrejo que parezco una bombilla encendida. Estoy tan quemado que esta noche voy a tener que dormir de pie. Para comer, otra ensalada. Ya no sé si soy un cangrejo o un conejo. Y por increíble que parezca, me he leído 4 capítulos del libro desde las 15:25 h. hasta las 17:10 h. No podía tumbarme porque estoy quemado, no podía apoyarme en el respaldo de la silla porque estoy quemado. Estaba muy incómodo, así que no podía quedarme dormido. Lo que pasa es que, tal y como van las cosas, lo de la armonía con el Universo me suena un poco a cachondeo. Y cuando me he cansado de leer, en la misma postura, me he puesto a meditar. Ha venido mi mujer y me ha dicho «A ver si dejas ya de hacer el idiota ¿no? ¡Que vaya vacaciones!» y de pronto… ¡he alcanzado la iluminación! ¡tiene razón! Se acabó madrugar, se acabó entrenar, se acabó practicar en la playa, se acabó la dieta sana y se acabó el libro. ¡Ya empezaré todo esto en Septiembre, que para eso ahora estoy de Vacaciones!
Juan Antonio García Ruiz
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